24h en un portaaviones americano (IV): el USS John C. Stennis CVN74 - LQT Defensa

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domingo, 3 de junio de 2018

24h en un portaaviones americano (IV): el USS John C. Stennis CVN74

Una vez explicado todo lo relativo a las operaciones aéreas, pasamos al impresionante buque de guerra que es el USS John C. Stennis, portaaviones de propulsión nuclear de la Clase Nimitz, buque insignia del Grupo de Combate nº3.

El portaaviones tiene su puerto en la costa oeste, en la Base Naval de Kitsap (Washington). En esta base también está asignado el portaaviones USS Nimitz, el primero de la clase. Otros 2 portaaviones asignados a la flota del Pacífico descansan en la base de NAS North Island en San Diego (California) y un tercero se encuentra en a la base de Yokosuka (Japón).

Botado el 13 de noviembre de 1993 y asignado el 9 de diciembre de 1995 se acerca a la mitad de su vida operativa, prevista en 50 años. Esto implica que en los próximos años tendrá que ser sometido a una compleja operación para cambiar sus 2 reactores, para que aguanten otros 25 años de servicio. Esta operación, que se aprovecha también para realizar modernizaciones en profundidad, puede durar hasta 4 años.


USS John C. Stennis

Es por este motivo, que a pesar de tener 11 portaaviones activos, la marina estadounidense sólo tiene 9 Alas Aéreas Embarcadas (CVW), ya que no siempre todos los portaaviones están disponibles. En el caso del Stennis tiene asignada la CVW Nº9, que tiene su base en NAS Lemoore (California) y algunos de sus escuadrones repartidos por la costa oeste. 

Tras pasar el año 2016 desplegado en el Pacífico, el buque pasó 2017 sometido a reparaciones, modernizaciones y descanso del personal. En abril de 2018 volvió a la mar con el objetivo de integrar de nuevo su CVW  nº9 a bordo. Durante 1 mes ha estado realizando su adiestramiento básico a nivel individual y de integración de las unidades aéreas, momento en el que realizamos nuestra visita. Este mes de mayo iniciará una nueva fase de 3 meses de integración del grupo de combate al completo. Tras esta integración se certificará como listo para el combate, con el objetivo de desplegar en octubre en la zona del Pacífico hasta la primavera de 2019.

Dotación

El buque tiene una dotación de 3500 personas encargadas de operar el buque. Cuando embarca la CVW al completo el total de personal embarcado se puede acercar a las 5500 personas, contando también el estado mayor del Grupo de Combate y otros. Todo este personal es necesario para que el buque pueda cumplir su misión.

El Capitán Hoffman se dirige a la dotación en el hangar. Foto: USS John C Stennis

Lo más sorprendente es que el 35% de su dotación cambia cada año, debido a que se les acaba el tiempo asignado a ese destino o su contrato en la marina, por este motivo el buque siempre tiene personal nuevo y en formación. Incluso cuando está desplegado hay personal que abandona el buque y otros que se incorporan nuevos. Esto supone un reto formativo y de integración muy importante según nos comentaron.

Otro dato que sorprende es, por ejemplo, el número de capellanes a bordo. El buque tiene 3 religiosos en su dotación para atender todas las necesidades espirituales de la dotación, así como ofrecer consejo y conversación a quién lo necesita. Lo curioso es que cuando la CVW embarca en el buque también se trae a un capellán, por lo que en la fase de despliegue son 4 los religiosos a bordo. Tienen una capilla, situada al lado de la biblioteca y también celebran ceremonias en espacios más grandes como el hangar. Según nos comentó el capellán "jefe" celebran misas de diferentes confesiones religiosas así como ceremonias de otras religiones, tantas como requieran las creencias del personal. Incluso se celebran misas Gospel, que son de las más numerosas.

Foto decoración de la capilla. Foto: @Lqt_Defensa

Otro momento que congrega mucho personal es la hora de la comida. En los diferentes comedores (Mess deck como le llaman) se puede comer de forma comfortable acompañado de grandes pantallas donde normalmente se pueden ver partidos de baloncesto y similar. Evidentemente las hay más grandes y densas, para la tripulación en general, luego hay otras más confortables para los oficiales, y alguna más pequeña para el Comandante o el Almirante, que no visitamos.

El funcionamiento es similar en todas, pasas por la barra de comida con tu bandeja mientras observas como trabaja la cocina al fondo, en el caso del comedor de marinería te sirves tu en la bandeja y en el de oficiales les das el plato y te sirven ellos. En el comedor de oficiales también hay camareros que retiran los platos y bandejas, en los demás no, cada cual se encarga de llevar sus cosas a la zona de lavado.

Comedor de oficiales domingo al mediodía. Un camarero vigila que no se escape el pavo. Foto: @LQT_Defensa

La noche del sábado cenamos con el Segundo Comandante (XO), en esa ocasión tuvimos hasta un camarero asignado a nuestra larga mesa. De apellido hispano y originario de San Francisco nos contó a todos una breve reseña de su historial en la marina a requerimiento del XO que nos estaba contando temas sobre la diversidad del personal de la marina. Tanto él como el oficial de "Recursos Humanos" del buque quisieron dejar clara la importancia de la formación del personal, la importancia del componente humano en el buen funcionamiento del buque.

Sobre la comida decir que era buena, había ensaladas disponibles a pesar de no ser lo que más triunfaba. En la visita a las cocinas que hicimos el domingo el oficial a cargo de todas las cocinas nos estuvo contando su funcionamiento y cosas curiosas como que no se cocina nada frito, por un tema de salud y otro de facilitar la limpieza de la cocina. En su lugar todo lo "frito" se sirve cocinado al horno (patatas fritas, carne empanada...)

Personal de cocina. Foto: USS John C. Stennis

Como curiosidad en una de las comidas nos tocó una mesa que se encontraba justo debajo de gruesa tubería morada que cruzaba el comedor de derecha a izquierda. No todo los días se puede comer debajo de litros y litros de combustible de aviación pasando por encima de tu cabeza.

Después de cenar llegó la hora de dormir en el "Hotel Stennis", un pasillo pocos niveles por debajo de la cubierta de vuelo, donde unas 10 habitaciones espaciosas y para 2 ocupantes nos esperaban para descansar. Nos habían asignado a todos una habitación y un compañero, nuestros nombres estaban en la puerta del "camarote", la puerta se abría como la de un hotel, con una tarjeta.

La habitación era amplia, con una cómoda litera con cortina, ropa de cama, albornoz, toallas y chancletas. Teníamos 2 escritorios y enchufes suficientes para cargar nuestras cámaras y teléfonos. Armarios y cajones completaban la estancia junto a un espejo y un lavabo con cepillo de dientes, pasta, jabones... como en un hotel de verdad.

La diferencia es que aquí las paredes eran de "metal", las tuberías estaban a la vista, no había ventanas de ningún tipo y se escuchaban los ruidos de la cubierta de vuelo (motores, hélices, catapultas...). A las 04:00am todos nos despertamos sobresaltados por el disparo de una catapulta que estaba siendo sometida a mantenimiento durante las horas de descanso de las operaciones aéreas, incluso mi compañero de habitación salió de la cama para investigar que pasaba, otros hicieron lo mismo, el ruido fue espectacular.

Dormitorio del hotel Stennis. Foto: @Lqt_Defensa

Al entrar encontramos nuestras mochilas, que habíamos entregado al personal militar a las 9 de la mañana en la base de NAS North Island, todas habían llegado al buque correctamente etiquetadas con nuestros nombres y habían acabado en la habitación correcta. En ellas llevábamos pijama, portátil para ver las fotos del día y demás utensilios para pasar una noche fuera de casa, en la mar.

En el escritorio nos esperaba una pequeña mochila con obsequios del buque e información. Incluso una gorra del Stennis, un bonito recuerdo de la experiencia. Otra bolsita serigrafiada como "Hotel Stennis" contenía agua, galletas, patatas chips, chocolatinas... todo un detalle. Más tarde nos entregaron un diploma que nos acreditaba como aviadores honorarios del Stennis, en el se refleja el día en que el visitante ha aterrizado en el portaaviones y se explica lo importante de este hito en la aviación naval, lo firma el Comandante.


Las duchas y demás se encontraban en los pasillos propios del buque, siendo prudente llevarse una linterna o la luz del móvil, y es que los pasillos cercanos a la cubierta se iluminan con escasas luces rojas durante la noche, para que el personal acostumbre la vista a la oscuridad antes de salir al exterior, y no resultaba fácil moverse, menos aún si no sabías a donde ibas. El momento de ir al baño durante la noche fue el único en todo el día en que me moví solo por los pasillos del buque, sin ninguna supervisión.


Simple y con poco privacidad, así son los baños del portaaviones. Foto: @Lqt_defensa

Durnte la visita siempre íbamos en fila de 1 y acompañados por 3 guías del departamento de comunicación que destacaban por llevar una gorra naranja, para que pudiéramos seguirles y no perderlos de vista. Durante los desplazamientos entre estancias la tripulación se apartaba para dejarnos pasar, de manera que no se rompiera el grupo y alguien se perdiera por el laberinto de pasillos y escaleras. Algunos se apartaban sin más, otros saludaban educadamente o nos preguntaban si los estábamos pasando bien. Otros, menos, se sobresaltaban de encontrar civiles y nos dejaban pasar mientras nos miraban con curiosidad, incluso uno dijo con cara de susto; "'¡Ostras! Cuantos civiles juntos...", rompíamos la monotonía del buque allí donde íbamos.

La tripulación era tan variada como la sociedad estadounidense, seria en el trabajo, profesional en la actitud y disciplinada en los movimientos. Esto podía chocar con la visita a zonas como la biblioteca, donde decenas de tripulantes jóvenes se agolpaban en pantallas para jugar campeonatos de PS4 en sus ratos libres, mientras otros miraban películas en sus tablet, los libros no los tocaban demasiado.

Las películas o demás entretenimiento deben descargarse en tierra para poder verlas en la mar, y es que no hay internet a bordo, sólo en algunos ordenadores para comunicarse con la familia. De ahí la gran importancia que tiene la oficina de correos que se puede encontrar en el buque, como si fuera la de cualquier pueblo tiene su propio código postal asignado y sirve para enviar cartas y paquetería, básicamente para que los tripulantes reciban envíos de la familia y las compras de Amazon.

La oficina se encuentra al lado del supermercado, protegida por barrotes y con toda la parafernalia típica de cualquier oficina en tierra del US Post service. El pequeño supermercado tiene bebidas, snacks y merchandising del buque.

Siguiendo con las compras y el entretenimiento nos encontramos con una sorpresa, en el buque trabaja personal civil. Esto reconozco que me sorprendió y no lo esperaba. Como un marinero más el Fun Boss y el Fit Boss cuidan de las actividades recreativas y la forma física del personal respectivamente.

Fun Boss y Fit Boss, los únicos barbudos del buque. Foto: compañero de embarque.

El Fit Boss, un chico joven con aspecto de monitor de gimnasio y vestido con ropa civil y una camiseta de la Spartan Race, nos contó su variada actividad en el buque, que empieza con la primera clase dirigida del día a las 4:20 de la madrugada. Se encarga de dar clases de gimnasia, zumba, yoga y todo lo que pueda necesitar el personal para mantenerse en forma y distraerse. Cuando el buque hace escalas en puerto también organiza actividad física en tierra.

Por su parte el Fun Boss, vestido de civil, barbudo y con aspecto más bien desaliñado se encarga de organizar todas las actividades, sorteos, quinielas y partidas de cartas o Play Station. Tiene una pequeña caseta cerca de uno de los comedores, en ella se cuelgan papeletas para hacer quinielas sobre béisbol o fútbol americano. También sirve para que la gente se apunte a los distintos torneos que se celebran en espacios comunes como la biblioteca y similar. Los ganadores consiguen premios tan suculentos como ordenadores portátiles, tablets, packs de películas y otros. Cuando el buque descansa también organiza actividades y competiciones en tierra.

Una de las actividades previstas para la semana. Foto: @Lqt_Defensa

De todo lo visitado cabe destacar también el hospital, con capacidad para hasta 40 pacientes en caso de un escenario de bajas masivas y con quirófano para realizar operaciones, aunque como nos comentaron si se puede evitar siempre envían a los pacientes graves a un hospital en tierra donde se pueda realizar la intervención en unas instalaciones más completas y que no se muevan.

Capítulo aparte merecería la completa clínica dental con capacidad incluso para fabricar prótesis.

Equipos del hospital. Fotos: @Lqt_defensa

Aunque tendría muchas más cosas que contar, y mucho más detalladas, no podemos hacer esto mucho más largo, me guardaré algunas cosas para mi... 

Aprovecho este último post para dar las gracias otra vez al US Naval Air Forces Command por esta oportunidad única, a la tripulación del USS John C Stennis por su profesionalidad y acogida, y a mis compañeros de embarque por haber compartido estas impresionantes 24h a bordo de uno de los buques de guerra más impresionantes de la historia.

Foto de grupo con F-18 tomando. Foto: USS John C. Stennis

3 comentarios:

  1. Muchas gracias (lo he disfrutado ¨como un cochino en un charco¨).

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  2. Valla que gran oportunidad ejejje yo cuando entre en el a400m fue una pasada y ni siquiera pude volar y estaba flipando no me imagino estar en el portaaviones ese durante 1 dia entero, tendria que ser una pasada, jejeje, que suerte tuviste, ojala tenga yo esa suerte alguna ves pero en algo barco en españa en ee.uu me queda muy lejos jjeje

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