Una base de submarinos secreta en Santa Cruz de Tenerife. - LQT Defensa

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domingo, 3 de febrero de 2013

Una base de submarinos secreta en Santa Cruz de Tenerife.

TINERFE FUMERO | Santa Cruz de Tenerife /  www.diariodeavisos.com

Se llama MontaƱa de La Altura, y hoy continĆŗa siendo ese desmesurado almacĆ©n donde la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife aĆŗn conserva singulares jirones de mĆ”s de medio siglo de su historia. Justo al lado se encuentra el Centro de EducaciĆ³n Infantil y Primaria Miguel Pintor GonzĆ”lez, otrora conocido como el colegio de las Juntas del Puerto, cuyos responsables tambiĆ©n aprovechaban la entrada a esta instalaciĆ³n para resguardar viejos pupitres y demĆ”s material. 

Vista desde fuera, en La Altura apenas se vislumbra su bĆ©lico propĆ³sito, mĆ”s allĆ” de un pequeƱo bĆŗnker que asoma en la cima y de una leyenda para iniciados, en cuyas bocas siempre afloran las palabras submarino y nazi. Pero en las entraƱas de esta montaƱa de la capital tinerfeƱa se oculta una pieza clave en el ambicioso entramado de infraestructuras militares que el primer franquismo ideĆ³ para defender Canarias durante la Segunda Guerra Mundial. Porque estas tres enormes bĆ³vedas, con mĆ”s de 170 metros de largo y casi nueve metros de altura, interconectadas entre sĆ­ por amplias galerĆ­as -que igual llegan a la cima de la montaƱa- pretendĆ­an sumergirse en la tierra hasta conectar con un tubo volcĆ”nico cercano, son en realidad una base logĆ­stica construida por el EjĆ©rcito espaƱol para abastecer a unos submarinos que, curiosamente, nunca llegĆ³ a tener. 

 Reportaje fotogrĆ”fico de Fran Pallero

DIARIO DE AVISOS les invita, gracias a la inestimable colaboraciĆ³n de tĆ©cnicos de la Autoridad Portuaria y de especialistas tanto del EjĆ©rcito como de la Universidad, a acompaƱarnos en un recorrido que aclara la leyenda y alumbra el secreto escondido y olvidado en una montaƱa de la capital tinerfeƱa. El misterio de La Altura, esa base para submarinos que jamĆ”s entrĆ³ en servicio.

El EjĆ©rcito espaƱol construyĆ³ a partir de los aƱos cuarenta del siglo XX una base para el abastecimiento de submarinos en el interior de un enorme risco costero conocido como montaƱa de La Altura que, junto a un atracadero en el muelle norte de la capital tinerfeƱa y un cuartel para infantes de marina, constituirĆ­an la EstaciĆ³n Naval de Tenerife. Dicha estaciĆ³n era complementaria al esfuerzo que la Armada ya llevaba a cabo en Gran Canaria, donde poco antes se iniciaron los trabajos para lo que es hoy la actual Base Naval de Canarias, dentro de un entramado de infraestructuras militares ideado para defender el ArchipiĆ©lago durante la Segunda Guerra Mundial.

Los tesoros de la Autoridad Portuaria. Acabada la base, ya no habĆ­a ni guerra ni submarinos. La instalaciĆ³n retornĆ³ a la Autoridad Portuaria que almacenĆ³ allĆ­ tesoros tales como una magnĆ­fica caja fuerte.

Tal entramado de bases, que se debĆ­an repartir en al menos dos islas para evitar que un sĆ³lo ataque condujera a la indefensiĆ³n de Canarias, encuentra su raĆ­z en legislaciĆ³n dictada entre 1938 y 1939 que incluĆ­a un ambicioso plan para dotar a la Armada de lo necesario para jugar el papel atribuido a EspaƱa en una redistribuciĆ³n del mapa colonial junto a las potencias europeas del Eje: Alemania e Italia.

 Reportaje fotogrĆ”fico de Fran Pallero

Es el doctor en Historia por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Juan JosĆ© DĆ­az BenĆ­tez (autor de La Armada espaƱola y la defensa de Canarias durante la Segunda Guerra Mundial) quien desvela la existencia de una Ley Reservada (es decir, secreta, sĆ³lo para autoridades) de Construcciones Navales datada en septiembre de 1939 -ya terminada la Guerra Civil- y en la que se diseƱa un plan enormemente ambicioso en el que se asigna a la Armada espaƱola una flota semejante a la alemana, incluidos los doce submarinos que debĆ­an asignarse a Canarias. 


“Por aquella Ć©poca -explica BenĆ­tez- se tenĆ­a la creencia de que la mejor defensa naval se lograba con submarinos. Esa idea, aportada ya al inicio del siglo XX por un autor tinerfeƱo, era errĆ³nea a esas alturas de siglo: lo realmente interesante y Ćŗtil era contar con una aviaciĆ³n potente”.

MĆ”s allĆ” del tino que tuvieran aquellos planes, un escrito del comandante naval de Canarias al Ministro de Marina con fecha de 10 de diciembre de 1940 recoge la insistencia del primero en enterrar los depĆ³sitos de combustible, tanto en Gran Canaria como en Tenerife, “con el fin de que estuviesen protegidos frente a los bombardeos aĆ©reos y navales”. SegĆŗn nos confirma el teniente coronel tinerfeƱo Juan Antonio Castro, responsable durante aƱos del Museo MIlitar de Almeida “la base logĆ­stica de Altura, desde luego, cumple estos requisitos a la perfecciĆ³n: es obvio que es muy segura y a prueba de bombas”.

 Reportaje fotogrĆ”fico de Fran Pallero
 
¿Un futuro museo? Material de todo tipo, en general en buen estado, como una bomba de aire para buzos, espera a que alguien aproveche estos fondos para lo que podrĆ­a ser una nueva atracciĆ³n turĆ­stica para Santa Cruz.
Entre la documentaciĆ³n hallada por DĆ­az BenĆ­tez en el Archivo de la Marina en Gran Canaria figura incluso una Memoria sobre las posibilidades de establecer una base naval en Santa Cruz de Tenerife que, siempre complementando a la de La Luz en Gran Canaria, fija las necesidades a satisfacer, ya descritas: un atracadero en el Muelle Norte (que incluso podĆ­a ser no sĆ³lo para submarinos, sino hasta para acorazados), un cuartel para tropas de infanterĆ­a de marina y un depĆ³sito para unos 8.000 toneladas de gasoil, que es esta base logĆ­stica de La Altura.


Pronto se descubre que las urgencias de los militares no son las mismas que las de los civiles, de lo que da muestra el intercambio de pareceres en 1941 entre el ingeniero director de la DirecciĆ³n facultativa de Obras del Puerto de Santa Cruz de Tenerife y la Comandancia. 

 Reportaje fotogrĆ”fico de Fran Pallero

Esta Ćŗltima es la que pide una explanada del barranco de Tahodio y parte de la montaƱa de La Altura, a lo que responde el otro con inconveniencias varias sobre la explanada: que si los terrenos habĆ­an costado muy caros a las Obras del Puerto, que si allĆ­ habĆ­an instalaciones de la Vacuum Oil Company of the Canary Island… 

La respuesta del comandante fue tajante, pero no instantĆ”nea: La Altura era el refugio antibombardeo del combustible para submarinos perfecto dadas sus caracterĆ­sticas, no veĆ­a perjuicio para la Vacuum y, desde luego, no se pensaba en pagar por los terrenos de Tahodio. 

Esta polĆ©mica demorĆ³ tanto el inicio de los trabajos que es en agosto de 1942 cuando, a instancias de la Comandancia Naval, toma cartas en el asunto el mismĆ­simo Ministro de Marina, que allana las dificultades puestas por las Obras del Puerto, al punto que serĆ” este organismo quien compense a los afectados por el desalojo de unas treinta chabolas asentadas en tan disputada zona de Tahodio.

¡Vaya cochazo! Uno de los tesoros ocultos en la base es un Humber que condujo antaƱo a un presidente de la Autoridad Portuaria y que nos muestran JosĆ© Marrero (ComunicaciĆ³n) y JoaquĆ­n DĆ­az (Mantenimiento), nuestros diligentes e imprescindibles anfitriones.

 Reportaje fotogrĆ”fico de Fran Pallero

Al ritmo de la Ć©poca, tan distinto de la actual, es el 6 de noviembre de 1943 cuando finalmente Obras PĆŗblicas cede el terreno: 22.602 metros cuadrados cuya propiedad, como se verĆ”, seguĆ­a siendo portuaria. 

El 16 de diciembre de ese aƱo se crea oficialmente la ya referida EstaciĆ³n Naval de Tenerife y el 23 del mismo mes se produce la ocupaciĆ³n de los terrenos y el inicio de los trabajos.

La dinamita fue clave para semejante vaciado de la montaƱa, y aunque cabe pensar que se recurriĆ³ al batallĆ³n de forzados (presos de guerra), hay constancia en una misiva oficial de que se pagĆ³ por el trabajo, ya que una subida de salarios encareciĆ³ el proyecto.

Se desconoce cuĆ”nto se tardĆ³ en terminarse la instalaciĆ³n. DĆ­az BenĆ­tez apunta a primeros aƱos de los 50, pero ese dato habrĆ” que buscarlo en las archivos peninsulares de la Armada, pero para entonces hacĆ­a mucho que la Segunda Guerra Mundial habĆ­a terminado. 

Asƭ las cosas, es normal que no se completase la salida al mar, cuya boca fue sellada por seguridad hace aƱos. Sigue sin saberse con certeza si se pretendƭa conectar con el tubo volcƔnico o, como propone Dƭaz Benƭtez, se pretendƭa sacar tuberƭas hasta el atracadero del Muelle Norte.

En los aƱos 60, la Autoridad Portuaria ya gobernaba de nuevo sobre sus terrenos de Tahodio y La Altura, tan distintos ahora de como eran antes del paso de los militares. Pronto se aprovechĆ³ su enorme capacidad para el almacenamiento y todavĆ­a hoy en las bĆ³vedas se guardan desde coches oficiales hasta una caja fuerte. 

¿Y los submarinos? “Nunca llegaron -desvela el teniente coronel Castro- porque los alemanes descartaron en todo momento facilitar los fondos necesarios a los espaƱoles, y menos aĆŗn la tecnologĆ­a necesaria”.


fuente: http://www.diariodeavisos.com/base-secreta-en-santa-cruz/

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