Rosa Meneses (Enviada especial) | Niamey (Níger) / www.elmundo.es
La operación 'Serval' lanzada por el Ejército francés para expulsar a los grupos islamistas que habían ocupado el norte de Mali
ha sido un éxito rápido. En pocas semanas, los militares franceses,
junto con el ejército maliense, empujaron al desierto a los radicales y
reconquistaron las ciudades del norte.
Pero según ha advertido el líder tuareg El Hadj Ag Gamou, que permanece fiel a Bamako, los franceses "no han terminado todavía su trabajo"
y el riesgo ahora es que los islamistas inicien una guerra de
guerrillas desde el territorio de Adras des Ifoghas (frontera entre Mali
y Argelia), hacia donde se han retirado sus huestes.
Con Francia planeando retirar su contingente de 4.000 soldados en
marzo, Mali quedará en manos de las tropas chadianas y de los soldados
de la Comunidad Económica de los Estados de África del Oeste (Ecowas),
además de las fuerzas malienses. El reto será dar estabilidad a la zona para evitar que los islamistas vuelvan a infiltrarse en el territorio.
Sin embargo, los enfrentamientos esta semana en la frontera entre Mali y Argelia, que se saldaron con 65 islamistas y 13 soldados del ejército de Chad muertos,
además de la incursión de los radicales en Gao que se produjo hace unos
días, deja entrever que la tarea no va a ser tan fácil como parece y
que las previsiones del coronel tuareg Ag Gamou son bastante acertadas.
Riesgo de contagio a Níger
Existe un alto riesgo de que el problema se traslade al vecino Níger.
Los islamistas de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), que operan en
el Sahel desde 2007, ya 'emigraron' desde el desierto de Argelia al de
Mauritania y, de ahí, a Mali. Han ido siendo expulsados sucesivamente de
estas zonas fronterizas por operaciones militares potentes, pero que no
han logrado erradicar el problema, sino 'trasladarlo'.
Ahora, algunos expertos advierten de que Níger podría ser el siguiente.
Y lo cierto es que en Niamey, las autoridades están muy preocupadas por
las infiltraciones de radicales tuareg e islamistas en su territorio.
Según escribe el politólogo especialista en etnicidad en África
Sebastian Elischer en la revista Foreign Affairs, esto ya habría
ocurrido.
"Parte del liderazgo tuareg, que firmó un pacto para compartir el
poder con tres grupos islamistas –AQMI, Ansar Din y el Movimiento
Unicidad y Yihad en África del Oeste (Mujao)- han huido ya por la
frontera nigerina, donde tratan de reagruparse. Dada la debilidad de las
estructuras de Gobierno de Níger, también son una amenaza seria a la
seguridad en el conjunto de la región", señala.
"No se puede evitar que algunos terroristas de los que quieren
escapar de Mali se afeiten su barba, se quiten su turbante y sus cosas y
se mezclen con la población", recalca por su parte el general de la
Guardia Civil Francisco Espinosa, jefe de la misión EUCAP-Sahel que la
Unión Europea ha establecido en Niamey para capacitar a las fuerzas de
seguridad nigerinas.
En cuanto al riesgo de contagio, Espinosa señala que "Níger está
haciendo un gran esfuerzo para asegurar su país y controlar la frontera
con Mali". Así que uno de los mayores problemas de Níger son sus porosas
fronteras, que comparte con Mali y con Libia.
Tuareg marginados económicamente
Otra característica que hace sensible a Níger es que también cuenta
con población tuareg en el territorio. Desde el comienzo de la revuelta
tuareg en Mali, Níger ha seguido con atención la evolución del
conflicto. No en vano, las anteriores rebeliones tuareg que han
comenzado en Mali siempre se han extendido a Níger. Los tuareg en este país doblan a los de Mali y mantienen lazos familiares y tribales que no reconocen fronteras.
Hábilmente, el Gobierno de Mahamadu Isufu –elegido en abril de 2011-
trató de integrar a los tuareg y como gesto, el presidente nombró a uno
de ellos, Brigi Rafini, como primer ministro. Además, cuando la
intervención francesa estaba al rojo vivo en Mali, anunció un paquete de
ayuda de 2.500 millones de dólares para las zonas tuareg, con la
intención de evitar una insurgencia. Sin embargo, los tuareg nigerinos
siguen estando marginados económicamente y no muy estructurados
políticamente. El hecho de que Rafini sea de origen tuareg no debería
hacer creer a Occidente que esta etnia está representada debidamente en
la política central.
Los tuareg nigerinos son los más pobres de los pobres –Níger es uno
de los países más subdesarrollados del mundo: ocupa el puesto 186 de 187
en el índice de desarrollo humano-.
Níger es un objetivo fácil si además tenemos en cuenta que la política local sigue siendo algo volátil
y que el país se ha visto implicado de lleno en la crisis de Mali al
tener que recibir a 60.000 refugiados del otro lado. El país, afectado
por una hambruna provocada por periódicas sequías, "ha sufrido un gran
impacto, pues el área donde se han asentado estos refugiados sufre
inseguridad alimentaria", señaló a ELMUNDO.es Vigno Hounkanli, portavoz
del Programa Mundial de Alimentos en Niamey.
'Serval', Libia y Boko Haram
Volviendo al plano militar, Níger también se ha visto involucrado en
la operación francesa en Mali. Participa con unos 600 soldados en la
fuerza del Ecowas y los cazas y drones franceses de la operación
‘Serval’ tienen sus bases en Niamey. Francia ha enviado tropas al país
para proteger los yacimientos de uranio que explota la empresa gala
Areva cerca de la ciudad de Arlit. En parte, para evitar que los
islamistas realicen una ofensiva al más puro estilo de In Amenas
(Argelia).
EEUU llegó recientemente a un acuerdo para establecer en Níger una
base de aviones no tripulados desde controlará todo el Sahel. Washington también opera ya desde Níger, donde tiene 300 hombres y un número indeterminado de drones.
El Gobierno de Niamey cree que el problema de Mali se resolverá en un
plazo no muy largo, pero opina que el verdadero escollo es Libia, en la
frontera norte, donde empezó todo. Cuando acabó la revolución contra el
coronel Muamar Gadafi en Libia, cientos de mercenarios que combatían al
lado de las fuerzas gadafistas volvieron a Níger y Mali armados hasta
los dientes. Fue así como surgió la revolución en Azawad –como llaman
los tuareg a su territorio-.
Niamey es partidario de resolver el conflicto de Mali con un diálogo nacional
que integre tanto a los líderes tuareg como a los jefes tradicionales y
a la sociedad civil. Su análisis sobre el papel del Movimiento Nacional
para la Liberación de Azawad (MNLA), la rebelión tuareg que inició la
lucha en 2012 y que luego se unió a los islamistas, es que pueden
incorporarse a esa mesa de diálogo, siempre y cuando dejen las armas. En
ningún caso, Níger es partidario de una autonomía en Azawad.
En el sur, Níger tiene otro problema grave con el islamismo radical:
Boko Haram, la organización yihadista con base en Nigeria. A algunos de
sus hombres se les ha visto combatir en el norte de Mali y, según el
análisis de Elischer, algunas sectas aliadas al movimiento radical islamista operan en ciudades del sur de Níger como Diffa, Maradi y Zinder, donde se enfrentan con las fuerzas nigerinas con frecuencia.
Europa, consciente de que Níger no puede manejar solo el control de
las fronteras, estableció en agosto la misión EUCAP-Sahel, que ahora se
ampliará a Mali dando a la misión una dimensión regional. A diferencia
del ejército maliense, las fuerzas nigerinas tienen un buen nivel de
formación, "pero necesitan especialización y coordinación", precisa
Espinosa.
Las complejidades del mosaico del Sahel hacen que un análisis optimista sea, quizá, simplista.
Lo más probable no es una rápida solución al conflicto como el éxito de
Francia hace creer. Ecowas no tiene los recursos adecuados para hacer
frente a los problemas del Sahel. El desierto, a veces, produce
espejismos.
fuente: El Mundo.
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