Entrevista publicada hoy domingo en el portal digital de ABC.es
«Toda una sorpresa». De este modo recibió el almirante Fernando García Sánchez (Granada, 1953) su nombramiento como nuevo jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad),
la máxima autoridad militar en España después de Su Majestad el Rey. El
almirante general es diplomado en Estado Mayor y especialista en
submarinos, y posee la aptitud de buceador de combate.
El
pasado jueves entregó al ministro de Defensa, Pedro Morenés, el informe
«Visión 2025», que le fue encargado con el objetivo de planificar y
evaluar las necesidades de las Fuerzas Armadas en esta España de la
crisis. «Elaborar el informe ha sido fácil, sobre todo habida cuenta del
excepcional equipo con el que cuento en los Cuarteles Generales y el
Estado Mayor Conjunto. Lo difícil va a ser tomar las decisiones». Esa
papeleta corresponderá al ministro.
Cercano,
natural, conciso en las respuestas, nos recibe en su sobrio despacho
del Estado Mayor de la Defensa en Madrid. Sobre su mesa: tan solo dos
ordenadores portátiles, «uno de ellos con una línea clasificada».
—¿Teme
que el gran tijeretazo que se avecina para los presupuestos finales de
2012 y los de 2013 se cebe con las Fuerzas Armadas (FF.AA.)?
—No
creo que sea el caso. Sin duda las FF.AA. y el Ministerio de Defensa
deben asumir su parte de recorte, como el resto de la Administración del
Estado, pero hay que recordar que España tiene uno de los niveles de
inversión en defensa más bajos de Europa y que ya se ha ido reduciendo
en los últimos ejercicios, por lo que el margen de reducción en Defensa
es pequeño.
—¿Es
posible mantener unas FF.AA. con un presupuesto para toda la Defensa
del 0,65% del PIB, la cuarta parte del porcentaje de algunos aliados,
como Francia?
—Esta
cifra de presupuesto de Defensa es consecuencia de sucesivas
reducciones aplicadas en estos últimos años. Con este presupuesto, se
mantienen prioritariamente las unidades desplegadas en operaciones en el
exterior, reduciendo el alistamiento del resto de unidades. Es
necesario comprometer, para el futuro, presupuestos equilibrados que
aseguren un planeamiento eficiente en una visión a largo plazo.
—¿Cómo se podrá modernizar las FF.AA. y contribuir al «ahorro»?
—Italia
en este momento de grandes reducciones anunció que bajaría su
presupuesto de Defensa al 0,9% del PIB, EE.UU., y los países europeos de
nuestro entorno también nos superan con porcentajes que rondan el 2%
del PIB. Con un presupuesto del 0.6% del PIB ya se está contribuyendo
claramente al proceso de austeridad y contención del gasto. No obstante,
las Fuerzas Armadas son conscientes de que nuestra principal amenaza
hoy es la crisis económica, y nos apretaremos el cinturón lo que sea
necesario para sacar a España adelante aplicando medidas de eficiencia
en todas nuestras áreas de actuación. Cada euro que nos gastemos debe
estar perfectamente justificado.
—EE.UU.
o Italia han anunciado recortes significativos en el número de
efectivos de sus ejércitos. Las FF.AA. de España cuentan con 130.000
efectivos, 85.000 de ellos de tropa. ¿Cree que se puede realizar el
mismo trabajo con menos efectivos? ¿Habrá recortes de personal?
—Como
ya ha anunciado el ministro, el recorte en personal no es la línea
principal de actuación, lo que no significa que se puedan hacer algunos
ajustes, que como todas las medidas relacionadas con el personal en las
FF.AA. tendrán efecto a medio y largo plazo. En cualquier caso, la
reducción de personal no es, ni debe ser, un proceso independiente del
proceso general de transformación de las Fuerzas Armadas, que están en
un proceso continuo de mejora de su eficiencia, siempre buscando la
excelencia: modificaciones orgánicas, empleo de más tecnología y mejora
de la formación y del adiestramiento que permitirán reducir el número de
puestos de trabajo. Pero este es un proceso que dará resultados en el
medio plazo.
—Pero en las Fuerzas Armadas no todo es cuestión de cantidad, también debe primar la calidad...
—Así
es, mucho más importante que la cantidad es la calidad de nuestra
gente, excelente, que radica en los valores que la Institución mantiene y
transmite, jerarquía, disciplina, unidad, valor, espíritu de servicio,
iniciativa, lealtad y espíritu crítico…, cualquiera que sea la
transformación que impulsemos tenemos que asegurar la permanencia de
estos valores. En cualquier caso, si la Fuerza es la razón de ser de las
Fuerzas Armadas, las dotaciones de las unidades de la Fuerza deberán
recibir una atención especial, son ellas las que consiguen la victoria.
—¿Habrá reducción del número de cuarteles?
—Es
pronto para decirlo. Estas decisiones corresponden al ministro de
Defensa dentro del proceso de transformación del que estamos hablando.
—¿Qué programas de armamento son indispensables?
—Sin
duda aquellos que nos permitan asegurar la ejecución de los planes de
contingencia y de las operaciones que, con carácter permanente en tiempo
de paz y en colaboración con nuestros aliados, el Gobierno decida
llevar a cabo. Así es como se ha venido desarrollando nuestro
planeamiento de la defensa y por tanto de las capacidades a obtener y
sus correspondientes programas de armamento que se vienen definiendo
desde hace años, y por lo que no partimos de cero. En este sentido,
contamos con unas Fuerzas Armadas con unas capacidades equilibradas que
debemos mantener y, en el futuro, mejorar. Tenemos que sostener los
sistemas actualmente operativos y tenemos que evolucionar y conseguir
aquellas capacidades emergentes necesarias para desarrollar nuestros
planes de contingencia en el siglo XXI como nuevas capacidades de mando,
control, comunicaciones y gestión de la información, medios conjuntos
de inteligencia, vigilancia y reconocimiento, y capacidades de
ciberdefensa.
—En
la OTAN se habla ahora mucho de «Smart Defence» o «Defensa
Inteligente»... ¿Es que hasta ahora hemos tenido una defensa tonta?
—(Risas).
Es un juego de palabras interesante que nos sirve para reflexionar
sobre la importancia y lo inteligente que es invertir en defensa y lo
importante que es tener una inversión en defensa inteligente. Aparte de
dar horas de trabajo, crear riqueza y facilitar las exportaciones, la
inversión en defensa también facilita la seguridad, que es un elemento
fundamental para que la sociedad se desarrolle. La seguridad es como el
aire cuando buceas... solo te das cuenta de su importancia cuando no la
tienes. Ahora bien, dentro de la OTAN el concepto de «Smart Defence»
hace referencia a procesos colaborativos entre los países aliados,
especialmente los europeos, para conseguir sistemas de armas y
capacidades que individualmente es más complicado obtener.
—¿Qué puede aportar España a la «Smart Defence» de la OTAN?
—Es
pronto aún, ya que el proceso está empezando. Pero en principio hay
tres procesos que sirven de referencia: el desarrollo de un programa de
vigilancia común con aviones no tripulados, ahí España podría participar
solo en su utilización; otro es la defensa contra misiles balísticos,
en la que España ha ofrecido la Base de Rota a cuatro destructores de
EE.UU., este es un programa de defensa de la Alianza Atlántica para
defender al territorio de la OTAN, incluido España, y en este elemento
participarán otros países; y el tercer programa de referencia es el de
Defensa del espacio aéreo de los países bálticos, donde España ya ha
participado. A estos modelos se podrían añadir otros como un «pool» de
aviones de patrulla marítima, módulos desplegables de defensa aérea,
módulos desplegables hospitalarios, programas de adiestramiento. Todo
ello se evaluará en la próxima Cumbre de Chicago (20-21 de mayo) de
presidentes de Gobierno.
—¿Qué
supone desde el punto de vista militar la cesión de la Base de Rota
para el programa de defensa contra misiles balísticos, más conocido como
el escudo antimisiles?
—Con
esta decisión España ha dado un ejemplo de colaboración y compromiso.
Algo muy importante en estos tiempos de crisis, algo muy valorado dentro
de la Alianza Atlántica.
—¿Las fragatas españolas modificarán su «software» para poder participar en el escudo antimisiles que tiene como base Rota?
—Las
fragatas clase «Álvaro de Bazán» (F-100) tienen el mismo sistema de
combate básico que los destructores de la US Navy que se desplegarán en
la Base Naval de Rota y existe un programa de adaptación de dicho
sistema de combate para facilitar la detección y seguimiento de misiles
balísticos de teatro que podría llevarse a cabo de una forma muy
económica. En cualquier caso, esta modificación del «software» forma
parte de las decisiones que el Gobierno tome sobre la participación de
España en el programa OTAN «Smart Defence» de defensa contra misiles
balísticos. Aunque la participación de medios españoles todavía no está
contemplada.
—¿No hay decisión tomada?
—Todo
el proceso de incorporación de los cuatro destructores a la Base de
Rota está en fase de negociación. Hay que modificar los acuerdos.
—¿Se podrán reincorporar los heridos de guerra a las Fuerzas Armadas?
—Se
está estudiando en el Ministerio de Defensa dicha posibilidad. Está en
estudio, pero creo que sí, que se buscará una solución para que nuestros
heridos puedan mantener su actividad en el seno de las Fuerzas Armadas.
—¿Qué valoración hace de la Unidad Militar de Emergencias (UME), creada por el anterior Gobierno?
—No cabe duda de que ha conseguido una gran visibilidad y un gran prestigio social. Su valoración es muy positiva.
—¿Continuará la UME?
—Sí, sí. Continuará.
—¿Ve
descabellada la idea de una especie de «Pentágono» español, un «gran
complejo» militar que unifique físicamente las sedes de los cuarteles?
—Hace
unos años era una prioridad, pero no llegó a cuajar. Ahora está en un
segundo nivel de prioridades, dada la situación presupuestaria.
—¿Cuál es la principal amenaza que sufre España desde el punto de vista de la seguridad?
—Ahora
mismo la principal amenaza es la crisis económica. Tras esta, las
principales amenazas están muy bien definidas en la «Estrategia Española
de Seguridad»: ciberdefensa, terrorismo, riesgo de suministro
energético...
—¿Y Ceuta y Melilla?
—Son
dos ciudades españolas como cualesquiera otras que se encuentran en un
espacio geoestratégico especial que requiere especial atención. Lo que
sí es cierto que, salvo problemas de seguridad relacionados ahora con la
inmigración irregular, ahora no existe ningún indicador de riesgo
porque tenemos unas magníficas relaciones con nuestro vecino, el Reino
de Marruecos, un amigo y un aliado.
—La pregunta (estúpida) del periodista en los últimos años: ¿Afganistán es una guerra?
—Es
un poco estéril esa discusión. Desde hace más de un siglo las guerras
no se declaran y legalmente podemos decir que no existen guerras. De
todas formas, luego las llamamos «Guerra de Libia», «Guerra de
Afganistán»... En el siglo XXI estas son las guerras que tenemos. Son
guerras «4D» donde se mezclan operaciones de combate convencional,
operaciones contrainsurgencia, actividades de apoyo a la reconstrucción
del país, y operaciones de seguridad y fuerza. Estamos en Afganistán
apoyando al Gobierno afgano bajo una resolución de la ONU e integrados
en la fuerza de la OTAN. Y, sí, tenemos acciones bélicas donde hay
riesgo y donde desgraciadamente tenemos bajas.
—¿Cómo afronta el calendario del repliegue, previsto su inicio para finales de año?
—Nuestra
posición en Afganistán es la misma que la del resto de los Aliados:
«Llegamos juntos y juntos nos iremos». Ahora bien, durante el proceso de
transferencia al Gobierno afgano no podemos bajar la guardia.
—¿Qué mensaje transmitiría al militar español que ahora esté en un puesto avanzado en Ludina?
—Los
españoles saben que nuestras FF.AA. en Afganistán están defendiendo la
seguridad de España. En ese sentido le diría al soldado que España y los
españoles estamos orgullosos de ellos.
—¿Estará España en Afganistán más allá de 2014, final previsto para la actual misión?
—La
opinión internacional es que habrá que seguir apoyando a Afganistán
después de 2014. Esto también se tratará en la Cumbre de Chicago de la
OTAN. Después habrá una reunión de donantes en Tokio donde se discutirá
sobre este tema. Queda por concretar exactamente cómo van a ser esas
funciones de apoyo. El Gobierno decidirá cómo participará España. Por su
parte, las Fuerzas Armadas siempre estarán preparadas para participar
de acuerdo con las exigencias que se les hagan.
—¿Podemos decir que la del Líbano es «una misión cumplida»?
—Ahora
mismo hay una revisión estratégica que está haciendo la ONU como
responsable de la fuerza desplegada; esta revisión saldrá a la luz el
mes que viene y a partir de esa revisión habrá que reestudiar los
cometidos. Creo que la misión evolucionará hacia una transferencia de
cometidos de la misión de la ONU «Unifil» a las fuerzas libanesas que se
harán cargo cada vez más de la Línea Azul, los puntos de observación y
los «checkpoints» de la zona.
— ¿Teme que la situación en Siria dinamite la situación en el Líbano?
—Oriente
Medio es un símbolo de incertidumbre. Sabemos que las relaciones entre
Hizbolá, que pertenece al Gobierno del Líbano, y Siria son muy fuertes.
El futuro en esa zona es algo difícil de predecir.
—Usted es militar en España. ¿Se siente querido por la sociedad?
—Me
siento querido. Creo que la sociedad española en general estima y
reconoce que las FF.AA. hacen una labor importante. Un reconocimiento
que ha sido posible gracias al gran trabajo que se ha hecho en difundir
la cultura de Defensa.
—¿No adolece España de antimilitarismo «per se»?
—«Per
se», no. Hay sectores que pueden ser más o menos antimilitaristas pero
hoy el español entiende que una cosa es ser pacifista, y otra cosa,
antimilitarista. Podemos ser pacifistas —y dentro de las FF.AA. amamos
la paz— y podemos no ser antimilitaristas.
—¿Qué pueden aportar los militares a la España de la crisis?
—Los
militares aportamos un estilo de vida: austeridad, honradez, entrega,
dedicación al servicio, disciplina, lealtad...valores que en época de
crisis resaltan y adquieren su importancia en el ámbito social.
«España es todo para un militar»
fuente: ABC.es
*a otra cosa mariposa...
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