El “Juan Sebastián de Elcano” conserva la tradición de arrojar por
la borda mensajes con su situación dentro de una botella. Esta
costumbre, antaño utilizada para el estudio de comportamiento de vientos
y corrientes, se realiza diariamente en aguas abiertas.
Los guardias marinas de guardia de derrota preparan a mediodía un mensaje con el nombre del buque, la fecha, la posición y los nombres de los alumnos autores del texto, indicando la forma de contactar en caso de que alguien lo encuentre. Habitualmente se añade una cita literaria de algún autor español.
A lo largo de las últimas semanas se han recibido varios correos electrónicos y cartas procedentes de sitios tan dispares y exóticos como Ambergis Caye (Belice), Trinidad (Martinica) o Tulum (México), tras encontrar alguna botella.
Los guardias marinas de guardia de derrota preparan a mediodía un mensaje con el nombre del buque, la fecha, la posición y los nombres de los alumnos autores del texto, indicando la forma de contactar en caso de que alguien lo encuentre. Habitualmente se añade una cita literaria de algún autor español.
A lo largo de las últimas semanas se han recibido varios correos electrónicos y cartas procedentes de sitios tan dispares y exóticos como Ambergis Caye (Belice), Trinidad (Martinica) o Tulum (México), tras encontrar alguna botella.
Entre las comunicaciones recibidas, cabe destacar la que se refiere al
hallazgo de una de las arrojadas durante el año pasado, en el LXXXIV
Crucero de Instrucción, mientras el buque navegaba por el Océano
Atlántico rumbo a San Juan de Puerto Rico, a la altura de Cabo Verde
aproximadamente.
Los vientos alisios de componente de levante, predominantes en la zona del Atlántico Norte cerca del Ecuador, y sobre todo la corriente ecuatorial norte, con tendencia dominante hacia el oeste, fueron el motor y timón del pergamino dentro de la botella hasta el Mar Caribe. Fue entonces cuando la corriente ecuatorial sur la llevó hasta las caribeñas playas de la costa centroamericana, donde fue encontrada por jóvenes belicenses.
La botella recorrió nada menos que 3.565 millas náuticas en 330 días.
El buque agradece siempre con el envío de un recuerdo la amabilidad de aquellos que, con sus hallazgos y consiguientes contestaciones, ayudan a mantener viva esta bonita costumbre marinera.
Los vientos alisios de componente de levante, predominantes en la zona del Atlántico Norte cerca del Ecuador, y sobre todo la corriente ecuatorial norte, con tendencia dominante hacia el oeste, fueron el motor y timón del pergamino dentro de la botella hasta el Mar Caribe. Fue entonces cuando la corriente ecuatorial sur la llevó hasta las caribeñas playas de la costa centroamericana, donde fue encontrada por jóvenes belicenses.
La botella recorrió nada menos que 3.565 millas náuticas en 330 días.
El buque agradece siempre con el envío de un recuerdo la amabilidad de aquellos que, con sus hallazgos y consiguientes contestaciones, ayudan a mantener viva esta bonita costumbre marinera.
fuente: @Armada_esp
Estupenda costumbre.
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