El controvertido programa Joint Strike Fighter, de Lockheed Martin y el Gobierno de los Estados Unidos de América, lleva años dando argumentos para largas tertulias. Pero con la entrada en servicio en 2019 de las 3 versiones previstas, la última ha sido la C para la US Navy en febrero 2019, y con varios centenares de aparatos volando en distintos países, parece que el programa va llegando donde se había prometido, un caza furtivo de 5ª generación de altas prestaciones.
Sin embargo el programa aún se encuentra en su primera fase de producción, siendo el final de 2019 la fecha clave prevista por el Departamento de Defensa de EEUU para decidir si se aumenta la producción de manera definitiva al ritmo de 160 aviones anuales, previsto para 2023. En 2018 fueron 91 los aviones fabricados.
F-35A, se puede distinguir por el prominente bulto del cañón en el lado derecho. Las versiones B y C lo traen como opción en forma de pod externo.
Para ello pero deben solucionarse primero numerosas deficiencias que aun lastran la capacidad operativa del F-35 y que impiden un mayor ritmo de producción, puesto que los aviones con deficiencias tienen asociados el sobrecoste posterior de actualizarlos al standar operativo contratado, a medida que se van solventado los problemas.
Estos problemas revelados recientemente por Defense News en la publicación en papel especial con motivo del Paris Air Show han puesto al descubierto una gran cantidad de fallos o deficiencias de categoría 1, algunos de los cuales podrán solucionarse antes del aumento del ritmo de producción, otros más tarde, y otros simplemente no se resolverán.
Las deficiencias más destacables son:
· Cuando la versión F-35B realiza una toma vertical en días muy calurosos, los motores más viejos pueden ser incapaces de generar el empuje requerido para mantener el avión en el aire, provocando un aterrizaje duro.
Este punto es especialmente interesante para España, que está interesada en la adquisición de la versión B cómo único sustituto viable para los Harrier de la Armada, más si pensamos en el calor que puede afectar a los aparatos en el entorno mediterráneo.
F-35B en toma vertical
· El modo radar de búsqueda marítima ilumina una parte pequeña de la superficie del mar, insuficiente para cumplir con lo especificado.
· En noches oscuras la cámara de visión nocturna puede mostrar destellos verdes que dificultan la visión en el momento de aterrizar en un buque o interpretar correctamente la posición respecto al horizonte.
· De modo similar un brillo verde puede aparecer en la pantalla montada en el casco, impidiendo leer correctamente las indicaciones que muestra, dificultando el aterrizaje de la versión C en un portaaviones.
· Si las versiones A o B sufren un "pinchazo" de una rueda en el momento de aterrizar puede afectar al sistema hidráulico del tren de aterrizaje en el momento del impacto, suponiendo un potencial riesgo de perdida del avión por impacto contra el suelo.
Recordemos que la versión C tiene un tren reforzado debido a su especial configuración para la toma en portaaviones, de mayor exigencia que la toma convencional o vertical.
F-35C tomando en cubierta de un portaaviones
· Las versiones B y C presentan desperfectos en los elementos exteriores y perdida de capacidad furtiva tras sobrepasar velocidades supersónicas de Mach 1.2 en algunas situaciones, comprometiendo la integridad del aparato y su detección por radares enemigos. Esta situación se considera extrema e improbable en combate, por lo que no se le buscará solución.
· Igualmente y tras realizar ciertas maniobras no especificadas, los pilotos de la versión B y C pueden tener problemas para controlar las maniobras del aparato al 100%.
· En casos de frío extremo con temperaturas por debajo los 34ºC el aparato avisa del fallo de una de sus baterías, de manera errónea, provocando la cancelación de misiones.
· Cambios de presión momentáneos en la cabina provocan dolor de oídos y cabeza.
· El sistema logístico del F-35 muestra discrepancias en los stocks, provocando cancelación de misiones por falta de repuestos. Además los datos de los países cooparticipantes del programa no son privados y el sistema los muestra inevitablemente a EEUU.
A esto hay que sumarle una larga lista de problemas menores que poco a poco se van resolviendo. Hay quién piensa que es inaceptable, mientras que otros consideran esto como una fase más, habitual de cualquier programa de esta envergadura y complejidad tecnológica.
Sin duda el F-35 tiene reservado un papel destacado en las décadas venideras en las fuerzas del entorno USA y OTAN, su andadura justo acaba de empezar.
Gráfico sobre el futuro de las flotas de cazas en el horizonte 2029, el F-35 es el claro dominador.
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