Vida a bordo día, 27 de septiembre de 2012
Cumplimos hoy nuestro octavo día de navegación desde que salimos de
Muscat, y aun nos quedan casi otros tantos para entrar en puerto. No es
que sean demasiados unos quince días sin tocar puerto, pero
posiblemente este sea el periodo más largo “con los pies mojados” que
tengamos en todos estos meses. En todo caso nada del otro mundo
comparado con algunas navegaciones de más de veinte días o un mes,
sobre todo cuando cruzas el charco a “las Américas”. Cuando estás
tantos días sin pisar tierra, los días son muy parecidos unos a otros, y
llega un momento que ya no sabes ni que día de la semana es… hasta que
de repente te das cuenta de que ha llegado el fin de semana, o incluso
que al día siguiente ya entras en puerto. El truco cuando estás varios
días sin pisar tierra, al igual que con las navegaciones de varios
meses fuera de casa, es ir pensando de poco en poco, el ponerte metas
cortas, porque si no parece que las cosas no terminan de llegar nunca.
Eso y los buenos ratos con los amigos, haciendo cualquier cosa que te
lleve a tener un rato entretenido.
Desde que salimos de Muscat, nos hemos ido aproximando a la zona en
la que estábamos antes, en el “Corredor Internacional Recomendado para
el Tráfico Marítimo”, o lo que es lo mismo, una especie de carretera
por la que navegan los buques para entrar o salir desde el Índico al
Mar Rojo, y en la que saben que cuentan con la protección de los buques
y aeronaves militares de varias naciones distintas, no solo españoles o
europeos, sino de todo el mundo. Sin ir más lejos, el otro día hicimos
un petroleo en el que el buque que nos proporcionó el combustible era
americano y en la otra banda del petrolero también estaba haciendo
combustible un buque australiano (además de por la bandera, estaba
claro porque tenía un canguro rojo pintado en la chimenea…). Pero
aparte de lo anterior también hay por aquí alemanes, italianos,
franceses, turcos, luxemburgueses, japoneses… y alguno más que se me
olvidará. Una auténtica torre de Babel, aunque todos con el mismo
objetivo.
De lo que andamos un poco flojos hace unos días es de fresquito. Ya
que en la zona en la que estamos es la más calurosa y de mayor humedad
(lo que aumenta aun más la sensación de calor) se le ha sumado en esta
ocasión que uno de nuestros equipos de aire acondicionado ha decidido
tomarse un respiro por unos días y dejar de hacer su trabajo. Esto ha
hecho que la temperatura dentro del buque haya subido unos cuantos
grados en ciertos lugares, pero de momento se va soportando la cosa.
Había gente que, aprovechando la coyuntura, se había montado su sauna
particular para eliminar toxinas y favorecer la operación bikini, y de
hecho creo que el conjunto “horno-plancha de cocina-sin aire
acondicionado” es especialmente efectivo en este sentido. Sin embargo,
como “la buena suerte” no puede durar para siempre, ayer nos embarcó un
técnico holandés para tratar de reparar el equipo de aire
acondicionado. Bueno, en teoría es holandés, porque a pesar de hablar
holandés fluido, tener aspecto de holandés y llamarse Johan, como
Cruyff, yo tengo mis dudas de que no tenga sangre española por las
venas… Y es que cuando ha llegado a bordo, lo primero que ha hecho para
tratar de solucionar el problema, es darle un par de martillazos “bien
daos” a una válvula que parecía podía estar atascada… vamos, lo típico
que hacemos todos cuando no nos funciona el televisor y le arreamos
bien fuerte en el lateral para conseguir una imagen perfecta… Tipycal
Spanish.
fuente: Armada española.
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