Sacar el máximo rendimiento a unos recursos escasos y garantizar que
en todo momento se dispone de las capacidades necesarias para hacer
frente, en el menor tiempo posible, a una amplia gama de amenazas tan
heterogéneas como imprevisibles. Esa es la filosofía que impregna el
plan de transformación en el que está inmerso el Ejército de Tierra, que debe plasmarse en los próximos meses en la creación de las llamadas Brigadas Orgánicas Polivalentes (BOP).
A diferencia de las actuales brigadas específicas (mecanizada, ligera
o paracaidista), las nuevas BOP combinarán la potencia de combate de
las fuerzas pesadas con la capacidad de proyección de las ligeras, para
lo que dispondrán de ambos tipos de unidades aunque, como hay que partir
de lo que ya existe, algunas serán predominantemente de cadenas y
otras, de ruedas, según fuentes militares.
Tampoco sobra dinero para traslados masivos, por lo que se trata de
minimizarlos en la realidad y maximizarlos sobre el papel, reasignando
regimientos y batallones sin moverlos de sus acuartelamientos. Y,
además, reduciendo a ocho las 10 brigadas que forman la fuerza
terrestre.
15.000 militares estarán listos para intervenir en caso de crisis.
“Versátil, expedicionaria, resilente y sostenible”. Esas serán las
características del Núcleo de Fuerza Conjunta, que debe alcanzar su
plena capacidad operativa antes del verano, en palabras del jefe del
Estado Mayor de la Defensa, el almirante general Fernando García
Sánchez.
Este conjunto de unidades, procedentes de los tres ejércitos, lo integrarán unos 15.000 militares. Dos tercios se prepararán para intervenir en operaciones combinadas con otros aliados (en el marco de organizaciones internacionales como la ONU, la UE o la OTAN) y un tercio, en operaciones de carácter exclusivamente nacional, según los planes de contingencia. Como las unidades se relevarán cada seis meses en dicho núcleo, otros 40.000 militares estarán implicados en las rotaciones. Además, los miembros de las Fuerzas Armadas que participan en misiones de carácter permanente en tiempo de paz (vigilancia marítima, defensa aérea, colaboración con las autoridades civiles) suman 12.000.
Para el almirante García Sánchez, los 67.000 efectivos implicados en misiones operativas constituyen “un mínimo muy difícil de reducir”, mientras que “hay cierto margen” para nuevos recortes de plantilla en los 53.000 restantes (hasta un total de 120.000) que forman parte de unidades de apoyo o cuarteles generales, en función de “la implantación de nuevas tecnologías” y el aprovechamiento de sinergias. Aunque el jefe de la cúpula militar no quiere aventurar cifras, el ministro de Defensa, Pedro Morenés, ya situó el suelo en 110.000 efectivos.
La cuestión es si con el actual presupuesto de Defensa (unos 6.000 millones anuales, el 75% para gastos de personal) se pueden alcanzar esos objetivos. El almirante García Sánchez responde que sí. Pero apostilla: “Necesitamos un aumento”.
Este conjunto de unidades, procedentes de los tres ejércitos, lo integrarán unos 15.000 militares. Dos tercios se prepararán para intervenir en operaciones combinadas con otros aliados (en el marco de organizaciones internacionales como la ONU, la UE o la OTAN) y un tercio, en operaciones de carácter exclusivamente nacional, según los planes de contingencia. Como las unidades se relevarán cada seis meses en dicho núcleo, otros 40.000 militares estarán implicados en las rotaciones. Además, los miembros de las Fuerzas Armadas que participan en misiones de carácter permanente en tiempo de paz (vigilancia marítima, defensa aérea, colaboración con las autoridades civiles) suman 12.000.
Para el almirante García Sánchez, los 67.000 efectivos implicados en misiones operativas constituyen “un mínimo muy difícil de reducir”, mientras que “hay cierto margen” para nuevos recortes de plantilla en los 53.000 restantes (hasta un total de 120.000) que forman parte de unidades de apoyo o cuarteles generales, en función de “la implantación de nuevas tecnologías” y el aprovechamiento de sinergias. Aunque el jefe de la cúpula militar no quiere aventurar cifras, el ministro de Defensa, Pedro Morenés, ya situó el suelo en 110.000 efectivos.
La cuestión es si con el actual presupuesto de Defensa (unos 6.000 millones anuales, el 75% para gastos de personal) se pueden alcanzar esos objetivos. El almirante García Sánchez responde que sí. Pero apostilla: “Necesitamos un aumento”.
El Ejército de Tierra no ha revelado cuáles serán las dos brigadas
disueltas, pero fuentes militares aseguran que se trata de la Brigada de
Infantería Ligera San Marcial, desplegada en el País Vasco, y la
Brigada de Caballería Castillejos, con base en Zaragoza. Ello no
significa en absoluto que desaparezcan las unidades de combate que
dependen de ellas. Es decir, el Ejército mantendrá sus guarniciones en
Araca (Vitoria), Loyola (San Sebastián) o Mungia (Bizkaia); a lo sumo,
se suprimirá el cuartel general de la brigada. Los batallones vascos
pasarán a depender de otras brigadas; previsiblemente de la acorazada y
las dos mecanizadas, que se completarán así con unidades ligeras.
Por su parte, los regimientos de caballería de la brigada Castillejos
pasarán a reforzar brigadas ligeras como la Paracaidista. El Ejército
baraja la idea de crear una nueva brigada Aragón, que reuniría las
tropas de montaña desplegadas en Jaca (Huesca), Aizoain (Navarra), Sant
Climent Sescebes (Girona) y El Bruch (Barcelona), a las que se sumaría
una unidad de caballería de Zaragoza. El País Vasco, Aragón y Cataluña
serán así las comunidades autónomas más afectadas por la reorganización
del Ejército, aunque fuentes militares niegan cualquier motivación
política. No habrá retirada del País Vasco, ni reforzamiento en
Cataluña, alegan.
Las nuevas BOP se turnarán como parte del llamado Núcleo de Fuerza
Operativa Conjunta. Cuando formen parte del mismo deberán estar a un
100% de adiestramiento y alistamiento (tanto de personal como de
material). Ello supone que siempre habrá una o dos brigadas preparadas
para intervenir y que cada una contará en su seno con capacidades muy
diferentes, que se elegirán en función de la naturaleza de la amenaza.
Los cuarteles generales de las fuerzas pesadas y ligeras se
reconvertirán en divisionarios y de ellos dependerán las ocho brigadas.
fuente: El país.
Que desastre, ya veremos como acaba todo esto, esperemos que no acabe como la guerra del 98 y no me refiero a la de afganistan ,no si no a la de Cuba.
ResponderEliminar
ResponderEliminarquedes lejos,
¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué nos has abandonado?