LQT Defensa | Siempre se pueden encontrar cosas
curiosas en el mundo de la aviación militar, y esta es una de ellas. ¿Cómo
crees que hay que aterrizar un V-22 Osprey al que no le baja el tren de
aterrizaje?
Aunque parezca cómico el procedimiento de los
Marines de Estados Unidos en estas ocasiones indica aterrizar sobre 5 pilas de
colchones viejos atados de seis en seis. Es la última opción del procedimiento de emergencia cuando el tren ha decidido no bajar de ninguna de
las maneras.
Esto fue lo que le pasó al Capitán Paul Keller
durante una misión con su unidad, el Marine Medium
Tiltrotor Squadron 165 desplegado en apoyo de la Operación Inherent Resolve, que centra sus esfuerzos en Irak y Siria.
Fue una noche de
julio en la que el tren de aterrizaje decidió no bajar a cumplir su misión. Por
suerte tenían suficiente combustible para seguir en el aire el tiempo
suficiente para probar todo lo que el checklist de la aeronave indicaba como
contramedida ante ese tipo de fallo. No funcionó, y por mucho que probaron
otras opciones no consiguieron resultados positivos. Se dispusieron entonces a
aterrizar sobre lo que el procedimiento de emergencia marca para estos casos,
un montón de colchones viejos atados en pilas de seis que se encuentran siempre listos sobre la pista.
Gracias a la
habilidad del piloto, y las indicaciones que le daba el Jefe de carga, consiguieron dejar el convertiplano
en el lugar preciso. Nadie sufrió lesiones y el aparato pudo volver a volar una
vez arreglado el fallo en el tren de aterrizaje.
El incidente
sirvió para confirmar la validez del procedimiento y justificar porqué los
Marines deben llevar todos esos colchones arriba y abajo cuando despliegan en
el extranjero, ya que son una carga que ocupa espacio y peso durante la proyección de la fuerza por aire. Por suerte los colchones no se quejan y ahí
siguen, de guardia, esperando para
cumplir su misión.
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