Editorial – LQT Defensa
| Finalmente España tiene nuevo Gobierno, tras
más de 300 días de espera e interinidad del antiguo ejecutivo, las Cortes han
elegido Presidente para los próximos 4 años. Esto provoca cambios de gran
calado.
El primero es que el Ministro de Defensa, en funciones, puede
salir de su bucle viajero en el que se había visto inmerso desde las elecciones
de diciembre de 2015. Y es que si no lo habías notado el Ministro Pedro Morenés
ha estado visitando toda unidad, misión y acuartelamiento que se le ha puesto a
tiro desde entonces… la interinidad es lo que tiene.
Morenés a bordo de un helicóptero Chinook HT-17 del E.T. Foto: Gabriel Pasamontes/MDE
Pasando al punto importante, un cambio de Gobierno, y previsiblemente
de Ministro, implica aires nuevos en el Departamento. Esta vez pero, contamos
con otro factor, un Gobierno en minoría que ha pactado ciertos puntos para
conseguir la investidura de la mano de Ciudadanos y otras formaciones minoritarias.
Esto le presume cerca de estos partidos a lo largo de los próximos cuatro años.
Esta influencia, ligada a su condición de Gobierno en minoría en unas Cortes
con nuevas fuerzas políticas, augura cambios en la manera de funcionar y tomar
decisiones en la política española.
La Defensa, tradicionalmente abandonada por los grandes medios de
comunicación, lejos de los debates en el Pleno del Congreso y más acostumbrada
a pasar sin pena ni gloria por tediosas comisiones parlamentarias, puede verse
refrescada por estos cambios políticos. Este dependerá básicamente del énfasis
que quieran hacer Ciudadanos y Podemos en la Política de Defensa, hasta ahora
sólo tratada con cierta seriedad y regularidad por los dos grandes partidos,
normalmente por necesidad y no por interés, todo sea dicho.
Dirán que somos soñadores, pero… ¿imaginan un sistema político
capaz de poner orden y sanear la financiación de los PEAS? Una dinámica
política que permita tratar el modelo de Defensa que necesitamos, más allá de
la directiva de turno que apruebe el Gobierno. O unos políticos suficientemente
responsables para sentarse a ordenar, acorde a la disponibilidad presupuestaria
real, las futuras capacidades necesarias para garantizar la Defensa y la influencia de España en el mundo.
A corto plazo veremos como se gestiona la participación española en los batallones de la OTAN en el este de Europa y las relaciones con Rusia,
el conflicto de Siria... A medio plazo veremos como se gestiona la influencia
que debe tener España en el norte de África y las demás misiones activas en otros rincones del planeta. A largo plazo dejaremos que nos
sorprendan con la culminación de programas como el S-80, la maduración de otros
como la F-110, o lo que acuerden sobre la sustitución del Harrier y el EF-18, pensando
ya en el horizonte 2026.
Más sustituir los C-101 y F-5. El F-35 es un gran avión, pero es muy caro.
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