"Siempre estuvimos preparados para asaltar el Alakrana". - LQT Defensa

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sƔbado, 21 de noviembre de 2009

"Siempre estuvimos preparados para asaltar el Alakrana".

A bordo de la fragata Canarias, el capitĆ”n Ignacio Frutos Ruiz, respira aliviado. Ha vivido 47 dĆ­as de angustia, sin quitarle el radar de encima al Alakrana, y preparado para lo que pudiera pasar, incluido lo peor: "TenĆ­amos un equipo de guerra naval peparado para asaltar el barco si se deterioraba la situaciĆ³n", ha revelado a EL PAƍS. La fragata sigue unida al Alakrana por una rampa para ayudar a la nueva tripulaciĆ³n del atunero a poner el barco en marcha. Este es el relato del secuestro que el comandante Frutos, un veterano militar que pone a sus militares por las nubes y que asegura sin dudar: "Esta ha sido la operaciĆ³n de mi vida". Lo que sigue es su relato del secuestro, desde que le comunicaron que el Alakrana tenĆ­a problemas, el pasado 2 de octubre, hasta ayer, cuando pudo fundirse en un largo y emocionado abrazo con su patrĆ³n, Ricardo Blach.

Captura del Alakrana

"EstĆ”bamos patrullando en la parte central de Somalia. Lo que intentamos desde el principio es dar seguridad a los pesqueros y para eso habĆ­a que estar permanentemente enlazados con ellos. Los que querĆ­an hablaban con nosotros y los que no, no. A raĆ­z de una llamada telefĆ³nica del Alakrantxu nos enteramos de que el Alakrana habĆ­a cantado la posibilidad de que les estuvieran atacando. Intentamos ponernos en contacto con el barco, pero fue imposible. Con el Alakrana nos habĆ­amos comunicado 15 dĆ­as antes porque habĆ­an detectado movimientos sospechosos y nos acercamos para investigarlos pero no los vimos (a los piratas)".

foto: "PACODIME" en fotosdebarcos.com

¿Fuera del perĆ­metro de seguridad?

"Esto (el Ć”rea de la OperaciĆ³n Atalanta) es una zona inmensa. Para poder aportar seguridad a los atuneros tenemos que estar en la misma zona. Madrid (el Ministerio de Defensa) les preguntĆ³ a los armadores la zona probable de pesca. Por el mĆ©todo de pesca del atĆŗn es muy difĆ­cil de definir porque tienen boyas por todo el ƍndico, pero los armadores nos dieron una zona probable de pesca. Empezamos a patrullar en esa zona donde estaban la mayorĆ­a de los pesqueros, pero desafortunadamente no estaban todos. El Alakrana estaba mĆ”s al sur, a unas 800 millas de nosotros, que tenĆ­amos que decantarnos y fuimos a la zona donde estaban la mayorĆ­a de barcos".

Las opciones: asalto y averĆ­a del Alakrana

"El Gobierno me transmitiĆ³ que la prioridad era no poner en riesgo la vida de la tripulaciĆ³n del barco. Se estudiaron varias opciones, se vieron las ventajas y los inconvenientes. El plan de asalto por supuesto estaba hecho y el barco siempre estuvo preparado para tener que actuar inmediatamente en caso de deterioro de la situaciĆ³n, si ya estaban en peligro la vida de los tripulantes, el barco estaba preparado para intervenir y se reforzĆ³ para ello. Se desechĆ³ porque ponĆ­a en riesgo la vida de los tripulantes. Una vez desechada se estudiĆ³ la posibilidad de detener al Alakrana de forma encubierta poniendo estachas [cabos que desde un buque se dan a otro fondeado] pero era inviable porque el caso del Alakrana estaba diseƱado para evitar engaƱarse en ese tipo de cosas".

Captura de los dos piratas y traslado a EspaƱa

"SeguĆ­ estrictamente las Ć³rdenes de Madrid y de mi mando de la OperaciĆ³n Atalanta, que tiene un procedimiento muy claro y ya muy aprendido para estos casos: detener a los sospechosos de piraterĆ­a cuando se les pilla en un delito flagrante, y en este caso, lo era porque el esquife habĆ­a salido del Alakrana, y comunicĆ”rselo a las autoridades de cada paĆ­s. El protocolo se siguiĆ³ el protocolo a raja tabla. No hubo lugar a interpretaciones. No se podĆ­a hacer otra cosa. El esquife estaba a 100 millas de nuestro barco y navegaba a una velocidad de 15 nudos. Enviamos un helicĆ³ptero para intentar detenerlo. A veces con la presencia, sirve. Pero esta vez hubo que disparar rĆ”fagas de intimidaciĆ³n desde el helicĆ³ptero. Nos aproximamos en lanchas con nuestro equipo de asalto. Era noche cerrada, dentro del esquife, tumbados y tapados por una manta les pedimos que se pusieran de pie, en francĆ©s y en inglĆ©s. Entonces uno de ellos hizo un movimiento brusco y un miembro del equipo de asalto dio un disparo que nunca fue a intentar herir, sino de aviso, pero que desafortunadamente impactĆ³ y afortunadamente, fue una herida muy leve. Y a partir de ahĆ­ tengo muy poco que aƱadir. Yo los retengo, no los detengo. Es el juez el que luego, posteriormente decide la detenciĆ³n. Nos envĆ­an una copia el auto procesamiento donde viene la decisiĆ³n del traslado a EspaƱa y posteriormente se estudian las posibilidades para hacerlo lo antes posible".

La cƔrcel del barco

"Ante posibles denticiones, acondicionamos una parte del barco para los detenidos. Hemos puesto suelo de goma y acolchado los salientes de las paredes para que no se autolesionen. El herido no tuvo que estar en la enfermerĆ­a porque la herida era muy superficial".

El bulo del traslado a tierra de tres marineros

"No tuve informaciĆ³n nunca de si los llevaron a tierra o a bordo. Me enterĆ© por la prensa. RecibĆ­ un mensaje oficial de cĆ³mo estĆ” la situaciĆ³n oficialmente pero no he participado en ese asunto".

LiberaciĆ³n del Alakrana

"Nuestro mando nos informĆ³ de que se estaba procediendo a la liberaciĆ³n. El patrĆ³n nos fue informando de la salida de los piratas. Fue el Ćŗnico momento del secuestro en el que pudimos comunicarnos con el barco. Cuando se fueron los Ćŗltimos cinco y levantaron el ancla, nos acercamos a una distancia para no poner en riesgo la liberaciĆ³n, Nuestras prioridades eran: asegurar la liberaciĆ³n, evitar la recaptura, porque ha habido casos y detener a los responsables. Por este orden".

El rescate

"EstĆ”bamos a una distancia fuera del campo visual de los piratas para asegurar la liberaciĆ³n. Nos aproximamos luego. No vi ninguna avioneta (depositando el rescate en el barco)".

PersecuciĆ³n de los piratas

"El Alakrana estaba a 17 millas de la costa. Ese era el margen de actuaciĆ³n que tenĆ­amos. Cuando se fueron los Ćŗltimos piratas, el helicĆ³ptero llegĆ³ a tiempo, intentĆ³ pararlos, disparando primero a la proa, luego, al motor, para ver si lo podĆ­amos averiar, pero no amedrentĆ³ a los piratas, que confiaban en alcanzar la costa y una vez en tierra no estĆ”bamos autorizados ni por Atalanta ni por la legislaciĆ³n espaƱola para intervenir. En la playa, les estaba esperando un montĆ³n de gente y era imposible decir quiĆ©n era pirata y quien inocente por lo que podrĆ­amos haber causado daƱos colaterales. AdemĆ”s, el uso de lo que nosotros llamamos fuerza letal, disparar a dar, sĆ³lo estĆ” contemplado en casos de respuesta a un ataque, no de persecuciĆ³n de un delito. Ahora los piratas estĆ”n en tierra y la operaciĆ³n para detenerles estĆ” cerrada por nuestra parte".

Reencuentro con los marineros

"Fue muy emocionante. EnviĆ© un equipo de apoyo al Alakrana y vieron a los marineros muy contentos y muy cansados. Por la noche descansaron y por la maƱana se pusieron marineros y militares a limpiar el barco. No tenĆ­a grandes daƱos pero los piratas habĆ­an arrasado con todo el mobiliario. LlegĆ³ a Seychelles como una patena. Una vez en puerto, el patrĆ³n y yo nos abrazamos. Fue un abrazo de un minuto. Tiene una entereza sorprendente. Es una magnĆ­fica persona. IrĆ© a verle a Baiona".

fuente: El PaĆ­s.

*a otra cosa mariposa...

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