Siga al detalle la primera misión real de un Buque de Acción Marítima (BAM) de la Armada española en nuestro blog. Toda la información sobre la misión, el día a día a bordo y las fotos que publique la Armada.
Suba a bordo y disfrute de los 6 meses de navegación.
Vida a bordo día 5 de septiembre de 2012
Suba a bordo y disfrute de los 6 meses de navegación.
Vida a bordo día 5 de septiembre de 2012
Los días van pasando, hasta ahora más tranquilos que lo contrario, y
ya estamos metidos en faena en el Golfo de Adén. Tras cruzar el
estrecho de Bab-el-Mandeb, atracamos durante un par de días en Yibuti,
que viene a ser como la puerta de entrada y salida del Mar Rojo.
Sorprende, para el tamaño y nivel de la ciudad, el gran puerto que
posee, con un tráfico bastante denso. Luego, realmente no ves reflejado
ese nivel de movimiento en la ciudad, ya que, a pesar de haber
mejorado mucho en los últimos años, Yibuti sigue siendo fiel reflejo
del tercer mundo, y es que todo ese movimiento de contenedores y
mercancías viene y va desde Etiopía, que utiliza el puerto del país
vecino como vía para su comercio. Si alguien quiere hacerse una idea de
cómo es Yibuti, a mi me recordó la primera vez que lo pisé (ahora está
un poco más civilizado, e incluso tienen semáforos instalados apenas
hace un mes…) a Mogadiscio, tal y como aparece en la película
“BlackHawk derribado”.
No obstante, hay que reconocer que, pese a no disponer de grandes
atracciones turísticas, ni culturales ni lúdicas, al menos sí que llega
para descansar y pasar un buen rato con los compañeros-amigos. Así,
puedes pasar el día en la piscina del Kempinski, hotel que parece “la
excepción a la regla” por lo lujoso, o irte a la playa a la isla de
Maskali. Tras pasar el día en remojo, que es el mejor plan posible con
las altas temperaturas y humedad existentes, tienes sitios bastante
decentes para ir a cenar. Dependiendo de tus gustos, y de tu
atrevimiento también, puedes cenar en un restaurante francés (en el que
te cobrarán como si de verdad estuviese uno junto al río Sena
contemplando la fachada de Notre Damme…) o arriesgarte en alguno de los
locales más “a pie de calle”, donde comer por ejemplo carne de camello…
u otras “delicatesen”. Y tras cerrar el agujero que provoca en el
estómago todo un día de sol y chapuzones, puedes tomarte un digestivo
en cualquiera de los muchos pubs, ya que a pesar de ser un país
fundamentalmente musulmán, en eso hay cierta mano ancha y se puede
consumir alcohol… al menos los extranjeros.
Pero dos días en Yibuti pasan pronto y ya nos encontramos de nuevo
navegando, aunque eso sí, hemos aumentado la familia, ya que ha
embarcado con nosotros Adel, Suboficial de la Marina de Yibuti, que
será nuestro traductor por estos mares de Dios hasta que finalice la
operación Atalanta. Lo bueno que tiene, entre otras virtudes, es que
contándonos a nosotros ya ha estado en doce barcos españoles, así que
no creo que le sorprendan demasiado nuestras locas costumbres europeas
(y aun más, hispanas…) que pueden llegar a ser tan extrañas para una
persona de según qué parte como para nosotros las suyas… incluyendo el
comer camello.
Por lo demás a bordo todo sigue su curso. La balanza del esfuerzo,
con más peso hasta ahora en el plato de adiestrarnos para hacer que los
engranajes girasen casi sin pensar, se ve ahora inclinada hacia el
plato de cumplir con eficacia la misión. Es el plato que cuenta desde
ya, y por muchos meses, con mayor masa.
Y hablando de masa, nos hemos comprado en Yibuti una báscula… bueno,
dos, para comprobar si la operación bikini da sus frutos o por el
contrario Don Tino y sus aguerridos muchachos siguen haciendo que la
aguja se mantenga apuntando a las mismas cifras, preocupantes en
algunos casos, previas al comienzo de la batalla. Siempre podremos
decir, llegada la necesidad y barriendo para casa, que comprada donde
lo está, es tan fiable como los “Trolex” que venden en el mercado de
Yibuti.
fuente: Armada española.
* @Lqt_blog y facebook.
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