El almirante jefe del Estado Mayor de la Armada
(Ajema), Jaime Muñoz-Delgado, rubricó el pasado 27 de diciembre las
líneas generales de la Marina para los «próximos años».
En el documento, donde se explicita que la crisis
y los recortes presupuestarios afectan a toda la estructura de la
Armada, el quinto epígrafe fija como prioridad «preservar la capacidad
operativa de la Flota del futuro mediante los correspondientes planes de
renovación».
Destaca el Ajema que tras hitos recientes como la
finalización del alistamiento del Juan Carlos I o la entrada en
servicio del Cantabria, «la Armada debe continuar mirando al futuro, lo
que implica adquirir nuevas unidades de forma responsable y ordenada».
Continúa: «Por ello, las prioridades de la Armada deben centrarse en
adquirir cinco unidades de la nueva serie de fragatas F-110 para
sustituir a las fragatas clase Santa María», estas últimas con base en
Rota. También, entre otros puntos, «adquirir una segunda serie de
unidades BAM, tres en versión patrullero, uno de versión salvamento y
rescate de submarinos, uno en versión Investigación Oceanográfica».
Equilibrio de la Flota
Explicita Jaime Muñoz-Delgado, de este modo, que
el futuro de la Armada y del equilibrio de la Flota pasa por la
ejecución de esa clase F-110, que como sus predecesoras, las F-100, se
fabricarían en los astilleros de Navantia en la ría de Ferrol. Eso sí,
no se marca ningún tipo de plazo ni presupuesto para la puesta en marcha
de esos pedidos. Según las primeras previsiones, entrarían en servicio a
mediados de la década del 2020.
En otras palabras, la construcción del primer
buque de esa nueva serie no se trata, ni mucho menos, de un encargo
próximo en el tiempo que vaya a aliviar la caída laboral en el sector
naval local. Sí queda determinado, no obstante, que la Armada fía sus
capacidades operativas futuras a su ejecución. Y, además, agrega que «en
todos estos desarrollos se procurará, en lo posible, impulsar la
industria nacional del sector naval», en referencia a los astilleros.
La crisis
En esas líneas generales para los próximos años,
el almirante jefe del Estado Mayor de la Armada hace referencia
constante a los problemas derivados de la situación monetaria.
Remarca que la crisis económica «supone un enorme
reto para España y, en consecuencia, para la Armada». Añade que «la
crisis implica una reducción de presupuestos y tiene un impacto directo
en la actividad y preparación de la Fuerza y, por tanto, en la
motivación de las personas. Obliga a un control exhaustivo del gasto y a
priorizar la asignación de los recursos».
En ese marco, habrá unidades en «alto nivel de
alistamiento» para hacer frente a las misiones en curso y «esto supondrá
una disminución importante de la actividad de otras unidades».
fuente: La Voz de Galicia.
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