Javier MartĆn-Arroyo
Sevilla, elpaĆs.com
El Juzgado Togado Militar Central 2 ha procesado a seis mandos
militares por quedarse supuestamente con 300.000 euros destinados a las
comidas de los estudiantes universitarios de la residencia San
Hermenegildo en Sevilla. Dos coroneles,
dos comandantes, un capitƔn y un subteniente, ademƔs de dos
empresarios, han sido procesados por un delito contra la Hacienda
militar y otro continuado de deslealtad, ambos penados con un mƔximo de
seis años de prisión, dada la dureza del Código Penal Militar. El juez
analiza en su auto de procesamiento cuatro años de turbia gestión entre
2005 y 2009, y detalla los regalos recibidos por los militares mientras
los alumnos denunciaban que pasaban “hambre”: jamón ibĆ©rico, whisky
Cardhu, caƱa de lomo, lotes de Navidad, gambas y langostinos por valor
de 30.600 euros.
Los responsables del centro universitario
recibieron regalos de los proveedores de alimentos, falsificaron
cientos de albaranes, mintieron para recibir mƔs fondos del Ministerio
de Defensa y perjudicaron la Hacienda militar al no declarar ciertos
ingresos, segĆŗn el auto de procesamiento del pasado 29 de noviembre. El
juez define la alianza entre civiles y militares como una “trama
defraudatoria”.
“Los sucesivos jefes de alimentación y cocina, los administradores y
directores, todos ellos de la residencia, en concierto con los
administradores de las empresas proveedoras de alimentos Plataforma
Femas SL, Acacio SL y Hermanos Rosso han causado un perjuicio a la
Hacienda Militar que alcanza la suma de 299.602 euros”, detalla el auto.
Hace siete aƱos esta residencia universitaria para hijos y nietos de
militares de los tres ejércitos y de la Guardia Civil comenzó a reducir
la calidad de los alimentos al mismo ritmo que se multiplicaban las
quejas de los jóvenes universitarios. La carestĆa se impuso en el
comedor. Para los que mÔs se quejaron, la respuesta fue la expulsión.
Pero esto no sirvió para acallar las protestas y después de una rebelión
estudiantil en el verano de 2010 que culminó con mÔs expulsiones,
finalmente meses después el Ministerio de Defensa descabezó a la cúpula
de la residencia y puso el caso en manos de la Justicia militar.
Ahora el juez ha procesado a los coroneles y directores de la
residencia Francisco MuƱoz, SebastiƔn Clavijo, los comandantes Antonio
Palmero y JosĆ© Maestre Romero, el capitĆ”n Manuel Ćngel MartĆn, el
subteniente Carlos Borromeo y los empresarios Fernando MarĆn y Manuel
Rosso como cooperadores necesarios. El juez ha retirado los cargos
contra los empresarios Manuel GarcĆa y CĆ©sar MarĆa Rosso, por no haber
elaborado los albaranes y facturas falsos.
“PasĆ”bamos hambre y no es una manera de hablar. Llegabas al comedor,
te daban dos patatas y media y cuando pedĆas mĆ”s, te contestaban que no
habĆa dinero”, relató en su dĆa el alumno de iniciales P. G. M. que
declaró como testigo ante el juzgado. Las quejas se repetĆan pero como
no habĆa mejora, los alumnos optaron como alternativa por comprar comida
en los supermercados y consumirla en las habitaciones. “Comimos arroz
en mal estado, repetĆamos menĆŗs… HacĆamos las cuentas y no cuadraban. El
coronel MuƱoz nos repetĆa que los medios son los que hay”, explica este
estudiante. “AdemĆ”s de la comida, se resentĆa la limpieza porque de
entrar todos los dĆas en los cuartos pasaron a cada tres dĆas y al final
un dĆa a la semana”, aƱade. A pesar de que la calidad de la comida
descendió, la cuota mensual de los alumnos aumentaba. Hasta el punto de
que subió 100 euros durante un solo año. El hospedaje y alimentación de
los hijos de militares rondaba los 300 euros al mes, mientras que ahora
la cuota ronda los 450 euros.
El juez explica el modus operandi de los mandos militares
para recibir bajo cuerda jamones y botellas de whisky y ron mientras
ofrecĆan pĆ©simos menĆŗs a los alumnos, que consumieron carne en mal
estado segĆŗn sus testimonios. “El procedimiento empleado para la
defraudación ha consistido bÔsicamente en que los proveedores de
alimentos procedĆan a la elaboración de albaranes de entrega de
alimentos no suministrados. Alimentos que ni formaban parte de los
menĆŗs, ni aparecĆan en las hojas de pedido, ni en las hojas de recepción
y que sin embargo, eran refrendados”, subraya el juez.
Un “amplĆsimo, exhaustivo y riguroso” informe pericial de 1.600
folios realizado por un comandante interventor detalla cómo los
proveedores de alimentos presentaban facturas por mercancĆas no
suministradas, firmadas por los mandos procesados, cuyo importe cobraban
luego del Ministerio de Defensa. A continuación, los proveedores
“constituĆan un fondo, del que existe constancia documental (…) que cabe
suponer era repartido por todos aquellos, civiles y militares, que
participaban en la trama defraudatoria”. El engaƱo incluĆa las
comunicaciones al ministerio sobre desayunos, almuerzos y cenas de todos
los residentes (187) “para perĆodos (dĆas en Navidad y Semana Santa) en
los que se sabe que no se sirvieron comidas”.
Las irregularidades en los productos suministrados
incluyeron cacao y palitos de cangrejo que debieron haber formado parte
de los menĆŗs, pero que fueron excluidos de los contratos de suministro.
AsĆmismo, productos bĆ”sicos como el aceite se incluyeron para la
contabilidad oficial como fuera de lote. Hoy los alumnos destacan la
buena calidad del menĆŗ al recordar esos “dĆas negros”.
"ServĆan carne quemada"
Los trucos de los cocineros para enmascarar la baja calidad de la
comida y repetir los menĆŗs dĆa tras dĆa eran bastante chapuceros. “Te
servĆan carne que se les habĆa quemado y luego te la ofrecĆan empanada
para que no lo notĆ”ramos”, describe la alumna Macarena Casado, que formó
parte de la comisión de alimentación de la residencia para intentar dar
un vuelco al descenso de la calidad de los alimentos. Todo fue en vano.
“Por mĆ”s que me reunĆa con ellos, el brigada decĆa que no habĆa dinero y
que en cualquier sitio con esas cuotas no tendrĆamos derecho a exigir”,
recuerda. El alumno de iniciales P. G. M. elogia el vuelco que ha
sufrido el menĆŗ los Ćŗltimos dos aƱos: “Ahora, de comer porquerĆa hemos
pasado a comer solomillo, pescado y cada vez menos fritos”.
La mayorĆa de los alumnos se quejaban en sus casas, pero sus padres
desconfiaban de los testimonios y pensaban que eran exageraciones.
Aunque la insistencia de algunos hizo que ciertos militares elevaran
quejas al Ministerio de Defensa sobre la gestión de la residencia que
repercutĆa en sus hijos.
El mal ambiente tuvo su clĆmax un dĆa de julio de 2010 despuĆ©s de que
fueran expulsados cinco residentes. El resto de estudiantes comenzó un
airado motĆn: llovieron platos desde las ventanas y el patio se llenó de
bolsas de basura, papeleras y muebles. Una empleada del centro
describió ese dĆa como “un pueblo saqueado”. A esta rebelión siguieron
mÔs expulsiones, que fueron el principio del fin para la cúpula militar.
La esposa del coronel Francisco Muñoz declaró a este diario que su
marido rechazaba opinar sobre su procesamiento.
El auto del juez aclara que el menoscabo de 300.000 euros a las arcas
públicas no cubre ciertos meses por falta de documentación. Y censura
cómo durante la instrucción, el capitÔn procesado cambió su firma para
librarse de culpa: “Requerido para estampar seis firmas en un folio y
preparar una caligrƔfica (...) estampa unas firmas con notables
diferencias, no ya con las de los albaranes que ha reconocido unas veces
sà y otras no, sino también con las plasmadas en su declaración
judicial”.
fuente: El PaĆs.
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