Procesados seis mandos militares por quedarse con dinero de la residencia universitaria de Sevilla, los estudiantes pasaban hambre. - LQT Defensa

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sƔbado, 5 de enero de 2013

Procesados seis mandos militares por quedarse con dinero de la residencia universitaria de Sevilla, los estudiantes pasaban hambre.

Sevilla, elpaĆ­s.com
 
El Juzgado Togado Militar Central 2 ha procesado a seis mandos militares por quedarse supuestamente con 300.000 euros destinados a las comidas de los estudiantes universitarios de la residencia San Hermenegildo en Sevilla. Dos coroneles, dos comandantes, un capitĆ”n y un subteniente, ademĆ”s de dos empresarios, han sido procesados por un delito contra la Hacienda militar y otro continuado de deslealtad, ambos penados con un mĆ”ximo de seis aƱos de prisiĆ³n, dada la dureza del CĆ³digo Penal Militar. El juez analiza en su auto de procesamiento cuatro aƱos de turbia gestiĆ³n entre 2005 y 2009, y detalla los regalos recibidos por los militares mientras los alumnos denunciaban que pasaban “hambre”: jamĆ³n ibĆ©rico, whisky Cardhu, caƱa de lomo, lotes de Navidad, gambas y langostinos por valor de 30.600 euros.

Los responsables del centro universitario recibieron regalos de los proveedores de alimentos, falsificaron cientos de albaranes, mintieron para recibir mĆ”s fondos del Ministerio de Defensa y perjudicaron la Hacienda militar al no declarar ciertos ingresos, segĆŗn el auto de procesamiento del pasado 29 de noviembre. El juez define la alianza entre civiles y militares como una “trama defraudatoria”.

“Los sucesivos jefes de alimentaciĆ³n y cocina, los administradores y directores, todos ellos de la residencia, en concierto con los administradores de las empresas proveedoras de alimentos Plataforma Femas SL, Acacio SL y Hermanos Rosso han causado un perjuicio a la Hacienda Militar que alcanza la suma de 299.602 euros”, detalla el auto.

Hace siete aƱos esta residencia universitaria para hijos y nietos de militares de los tres ejĆ©rcitos y de la Guardia Civil comenzĆ³ a reducir la calidad de los alimentos al mismo ritmo que se multiplicaban las quejas de los jĆ³venes universitarios. La carestĆ­a se impuso en el comedor. Para los que mĆ”s se quejaron, la respuesta fue la expulsiĆ³n. Pero esto no sirviĆ³ para acallar las protestas y despuĆ©s de una rebeliĆ³n estudiantil en el verano de 2010 que culminĆ³ con mĆ”s expulsiones, finalmente meses despuĆ©s el Ministerio de Defensa descabezĆ³ a la cĆŗpula de la residencia y puso el caso en manos de la Justicia militar.

Ahora el juez ha procesado a los coroneles y directores de la residencia Francisco MuƱoz, SebastiƔn Clavijo, los comandantes Antonio Palmero y JosƩ Maestre Romero, el capitƔn Manuel Ɓngel Martƭn, el subteniente Carlos Borromeo y los empresarios Fernando Marƭn y Manuel Rosso como cooperadores necesarios. El juez ha retirado los cargos contra los empresarios Manuel Garcƭa y CƩsar Marƭa Rosso, por no haber elaborado los albaranes y facturas falsos.

“PasĆ”bamos hambre y no es una manera de hablar. Llegabas al comedor, te daban dos patatas y media y cuando pedĆ­as mĆ”s, te contestaban que no habĆ­a dinero”, relatĆ³ en su dĆ­a el alumno de iniciales P. G. M. que declarĆ³ como testigo ante el juzgado. Las quejas se repetĆ­an pero como no habĆ­a mejora, los alumnos optaron como alternativa por comprar comida en los supermercados y consumirla en las habitaciones. “Comimos arroz en mal estado, repetĆ­amos menĆŗs… HacĆ­amos las cuentas y no cuadraban. El coronel MuƱoz nos repetĆ­a que los medios son los que hay”, explica este estudiante. “AdemĆ”s de la comida, se resentĆ­a la limpieza porque de entrar todos los dĆ­as en los cuartos pasaron a cada tres dĆ­as y al final un dĆ­a a la semana”, aƱade. A pesar de que la calidad de la comida descendiĆ³, la cuota mensual de los alumnos aumentaba. Hasta el punto de que subiĆ³ 100 euros durante un solo aƱo. El hospedaje y alimentaciĆ³n de los hijos de militares rondaba los 300 euros al mes, mientras que ahora la cuota ronda los 450 euros.

El juez explica el modus operandi de los mandos militares para recibir bajo cuerda jamones y botellas de whisky y ron mientras ofrecĆ­an pĆ©simos menĆŗs a los alumnos, que consumieron carne en mal estado segĆŗn sus testimonios. “El procedimiento empleado para la defraudaciĆ³n ha consistido bĆ”sicamente en que los proveedores de alimentos procedĆ­an a la elaboraciĆ³n de albaranes de entrega de alimentos no suministrados. Alimentos que ni formaban parte de los menĆŗs, ni aparecĆ­an en las hojas de pedido, ni en las hojas de recepciĆ³n y que sin embargo, eran refrendados”, subraya el juez.

Un “amplĆ­simo, exhaustivo y riguroso” informe pericial de 1.600 folios realizado por un comandante interventor detalla cĆ³mo los proveedores de alimentos presentaban facturas por mercancĆ­as no suministradas, firmadas por los mandos procesados, cuyo importe cobraban luego del Ministerio de Defensa. A continuaciĆ³n, los proveedores “constituĆ­an un fondo, del que existe constancia documental (…) que cabe suponer era repartido por todos aquellos, civiles y militares, que participaban en la trama defraudatoria”. El engaƱo incluĆ­a las comunicaciones al ministerio sobre desayunos, almuerzos y cenas de todos los residentes (187) “para perĆ­odos (dĆ­as en Navidad y Semana Santa) en los que se sabe que no se sirvieron comidas”.

Las irregularidades en los productos suministrados incluyeron cacao y palitos de cangrejo que debieron haber formado parte de los menĆŗs, pero que fueron excluidos de los contratos de suministro. AsĆ­mismo, productos bĆ”sicos como el aceite se incluyeron para la contabilidad oficial como fuera de lote. Hoy los alumnos destacan la buena calidad del menĆŗ al recordar esos “dĆ­as negros”.

"ServĆ­an carne quemada"

Los trucos de los cocineros para enmascarar la baja calidad de la comida y repetir los menĆŗs dĆ­a tras dĆ­a eran bastante chapuceros. “Te servĆ­an carne que se les habĆ­a quemado y luego te la ofrecĆ­an empanada para que no lo notĆ”ramos”, describe la alumna Macarena Casado, que formĆ³ parte de la comisiĆ³n de alimentaciĆ³n de la residencia para intentar dar un vuelco al descenso de la calidad de los alimentos. Todo fue en vano. “Por mĆ”s que me reunĆ­a con ellos, el brigada decĆ­a que no habĆ­a dinero y que en cualquier sitio con esas cuotas no tendrĆ­amos derecho a exigir”, recuerda. El alumno de iniciales P. G. M. elogia el vuelco que ha sufrido el menĆŗ los Ćŗltimos dos aƱos: “Ahora, de comer porquerĆ­a hemos pasado a comer solomillo, pescado y cada vez menos fritos”.

La mayorĆ­a de los alumnos se quejaban en sus casas, pero sus padres desconfiaban de los testimonios y pensaban que eran exageraciones. Aunque la insistencia de algunos hizo que ciertos militares elevaran quejas al Ministerio de Defensa sobre la gestiĆ³n de la residencia que repercutĆ­a en sus hijos.

El mal ambiente tuvo su clĆ­max un dĆ­a de julio de 2010 despuĆ©s de que fueran expulsados cinco residentes. El resto de estudiantes comenzĆ³ un airado motĆ­n: llovieron platos desde las ventanas y el patio se llenĆ³ de bolsas de basura, papeleras y muebles. Una empleada del centro describiĆ³ ese dĆ­a como “un pueblo saqueado”. A esta rebeliĆ³n siguieron mĆ”s expulsiones, que fueron el principio del fin para la cĆŗpula militar. La esposa del coronel Francisco MuƱoz declarĆ³ a este diario que su marido rechazaba opinar sobre su procesamiento.

El auto del juez aclara que el menoscabo de 300.000 euros a las arcas pĆŗblicas no cubre ciertos meses por falta de documentaciĆ³n. Y censura cĆ³mo durante la instrucciĆ³n, el capitĆ”n procesado cambiĆ³ su firma para librarse de culpa: “Requerido para estampar seis firmas en un folio y preparar una caligrĆ”fica (...) estampa unas firmas con notables diferencias, no ya con las de los albaranes que ha reconocido unas veces sĆ­ y otras no, sino tambiĆ©n con las plasmadas en su declaraciĆ³n judicial”.


fuente: El PaĆ­s.

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